Primera parte de la trilogía "El Señor del Tiempo", tal vez la más famosa de las sagas de una autora que desgraciadamente ya no está entre nosotros.
- El Señor del Tiempo
- El Iniciado
- Louise Cooper
Primera parte de la trilogía "El Señor del Tiempo", tal vez la más famosa de las sagas de una autora que desgraciadamente ya no está entre nosotros.
La continuación de las aventuras del ya famoso brujo Geralt de Rivia, matador de criaturas mágicas.
La misión suicida de dos renegados
La lectura hace varios años de los cómics agrupados en el ciclo de “Guerras Clon” (editado en nuestro país por Planeta) me entusiasmó por la madurez de las historias, la introducción de nuevos personajes y, principalmente, por el descubrimiento de un personaje enigmático ligeramente basado en la estética rastafari. Dicho personaje es el jedi Quinlan Vos, aunque en las primeras páginas se hace llamar a sí mismo Korto Vos, nombre con el que bautizará a su hijo. Despertó mi interés el hecho de que se tratara de un jedi renegado (al menos en esos cómics), que ha observado las miserias de la República y de los separatistas, que se muestra reacio a la lucha armada por parte de los jedis, que tiene cierto resentimiento hacia el Consejo Jedi que le ha expuesto en muchas ocasiones al lado oscuro de la Fuerza por interés propio o a la manipulación a la que han sido sometidos los separatistas por parte de Dooku y ese oscuro maestro que se esconde tras él. Todo ello, ha acabado por curtir la personalidad de este personaje que suele trabajar en las sombras, tal y como fue entrenado por su maestro Tholme. Podríamos considerar a Vos como un infiltrado, con una filia por las alcantarillas de la sociedad. Asimismo, el final en los cómics no podría ser mejor para Vos, ya que finalmente acaba renunciando a los jedi o a la lucha armada por algún propósito político.
Cuando me enteré que Planeta iba a editar el libro titulado “El Discípulo Oscuro”, cuyo protagonista era Vos, me moría de ganas de adquirirlo y devorarlo cuando tuviera la mínima oportunidad. La novela fue escrita por Christie Golden, una autora que muy prolífica y con bastante experiencia en el fantástico, el horror y la ciencia ficción. Además, no es una neófita en el mundo de Star Wars. La verdad es que se nota su maestría en la escritura, ya que la lectura del libro, de aproximadamente 400 páginas, es bastante ligera e interesante. La misión suicida de Vos y Ventress contra el conde Dooku te mantiene en tensión hasta el catastrófico primer encuentro entre los tres. El primer tercio de novela es trepidante, el segundo más o menos mantiene el interés, aunque la lectura se resiente de forma considerable en el último tercio de la novela, justamente cuando entran en acción los personajes más conocidos del Universo Star Wars, tales como Kenobi, Anakin, Yoda o Mace Windu, entre otros. De hecho, una de las cosas que tengo que criticar de la novela es que les dé peso a los personajes conocidos, en lugar de emplearlos como simples anclajes para el Universo expandido. Otro aspecto que entorpece la fluidez del texto es que la historia comienza a volverse torticera y decrece el interés por el núcleo central de la historia, ya que creo que la novela ha sido alargada de forma innecesaria. De la misma forma, no estoy muy de acuerdo con la descripción inicial de los personajes. De hecho, Asajj Ventress tiene una personalidad ciertamente distinta a como la retratan en los cómics, no es de mi agrado la excesiva vulnerabilidad de la que la dotan. Del mismo modo, tampoco me gusta el tratamiento de Vos, puesto que lo tratan como un personaje demasiado inocente y fácilmente manipulable por ambos bandos, cosa que no se corresponde con los cómics. Por último, creo que el inicio de la relación amorosa entre ambos personajes parece algo forzada, aún así al final acaba enganchando y dejándote con ganas de más. Por último, he detectado ciertas incongruencias temporales respecto a los cómics, puesto que creo que la autora se ha fijado más en la reciente serie de animación que en los cómics.
Por todo ello, nos encontramos ante una novela agradable que dejará un buen sabor de boca tanto en el recién llegado al Universo Star Wars como al fan incondicional. Vamos, que la adquieran y disfruten de su lectura.
Una de las tantas (no autorizadas) biografías de la creadora de Harry Potter, que por milagro está traducida al castellano.
Un relato más o menos contemporáneo de magia más o menos tradicional que, al menos en esta parte, da menos de lo que ofrece.
Primera parte de la saga "Malaz: El Libro de los Caídos", que tanto está dando que hablar últimamente, en más de un sentido.
La posibilidad de una aventura
Podría haber sido una noche cualquiera en Dundee pero será su última. Lagasca se encuentra en la ciudad-cúpula para entregar unas mercancías cuando, repentinamente, el suelo empieza a temblar a sus pies. Los reactores de la plataforma de sujeción de la urbe empiezan a apagarse misteriosamente abocándola a una caía inminente. Pero ese será uno de los muchos problemas a los que tendrá que enfrentarse el piloto, además del encuentro con su expareja Lepanto, controladora jefe del Aeropuerto; al aire contaminado que va invadiendo rápidamente la ciudad dejando un paisaje desolador de muerte y destrucción; a la desaparición de su copiloto Voyage, visto por última vez en el Complejo Ocioso, lugar del epicentro de los extraños seísmos, y a las intrigas de los hombres del Convenio representados por el profesor Antónimus, que arde en deseos de conseguir una enigmática llave y una información secreta que puede salvar o condenar a la humanidad. ¡Y todo eso en una sola noche!
La sinopsis se alimenta de personajes errantes. Héroes inconscientes, la mayoría de las veces, de sus propósitos que vagan entre los pliegues narrativos de una historia. Lagasca o Lepanto bien podrían ser ese tipo de náufragos, aferrados a sus modos de vida y siguiendo unas normas (más la segunda que el primero), junto a Voyage y a otros muchos de índole secundaria, que pululan la diégesis sobreviviéndola. Pero hay algo que comparten todos: son característicos, pertenecen a una caracterización. En el caso de los dos pilotos, por poner un ejemplo, podríamos etiquetarlos de proletarios (en su acepción adjetiva): dirigen subviones de mercancías en el Mundo Cupular. Durante micraños ha sido así pero todo eso va a sufrir una mutación trascendental. La aventura hará acto de presencia y solamente cuando se active, perderán su anonimato y se convertirán en protagónicos. Y el proceso creativo que diseña esa transformación es curioso. En la gestación de una idea, los personajes son originariamente ignorados y a media que se va desarrollando, van adquiriendo rasgos, tipos, especialidades, que irán construyendo su existencia. Aparecerán después sus nombres, su aspecto físico, sus anhelos, miedos o virtudes. El andamiaje narrativo queda fijado y solamente faltará resucitarlos. La Aventura es el mecanismo que produce el milagro creativo. Y de esta guisa, el género literario caníbal por excelencia, metástasis narrativa frenética, invade nuestro sopor diario. Llamémosle búsqueda, empresa o hazaña, lo que es innegable es el protagonismo de la acción, tomando el control del desarrollo del personaje y del testigo, ya sea lector o espectador. Y aquí se filtra el hecho narratológico: el pacto disciplinado entre el actante y el narratario confeccionado por el escriba. La posición activa del primero desarticula la posición pasiva del segundo: aquel que hace siendo contemplado por el que observa. De alguna manera esa alianza tendría que abolirse en detrimento de una simbiosis entre ambos. Algo de esto sabía Bertolt Brecht (1898-1956) y su “Opera de tres centavos” (1928) o, siguiendo en territorio teutón, Michael Ende (1929-1995) que en su “Historia Interminable” (1979) el librero Koreander defiende la veracidad de lo que acontece en la novela, frente al incrédulo Bastian. Cualquier aproximación a la Aventura tendría que ser calibrada bajo estos parámetros. Y es que leer podría considerarse un acto arriesgado, uno en el que nos jugásemos la vida parafraseando al profesor y coach Álvaro González-Alorda, cuando dice que nos jugamos la vida en las conversaciones y también en las que no tenemos. Lo que se cuenta en un libro, o mejor dicho, aquello que recreamos leyéndolo puede perfectamente convertirse en una realidad y por tanto su amenaza(s), su peligro(s), arranca(n) lo azaroso y permite desperezar a la aventura indicándola un posible(s) trayecto(s). Y cito posible(s) porque al principio es una mera opción, es la teoría de la trama que se desliza a su práctica, el relato. Lagasca y Voyage bien podrían a haber seguido trabajando como pilotos mercantes de subviones, yendo de un lado a otro con el Fortaleza pero el azar quiso que en su último encargo aterrizasen en la posibilidad de una aventura, en la ciudad de Dundee. A partir de este momento lo irracional bien podría dirigir sus historias.
La Aventura suele alimentarse del adjetivo desvergonzadamente pero eso es lo baladí. La lógica del relato no tiene por qué ser la de su forma, es decir, lo capital del asunto no es el qué te cuentan sino el cómo te lo cuentan. Y ahí sí que es importante una cierta razón constructiva. La concatenación de hechos, enumerada sucintamente en la sinopsis de más arriba, nos permite vislumbrar el mapa de hechos a los que tendrá que hacer frente el héroe(s) y también nos muestra, sutilmente, sus objetivos y los de la trama. A veces será una carrera contrarreloj y otras veces una huida. Una confrontación entre un acto valeroso frente a uno cobarde o ser testigos de momentos insuflados por una alta tensión frente a otros, drenados de todo peligro. Siempre andando en una cuerda floja dramática, sin dejar de empujar al lector en pos de una aventura o al menos de su posibilidad. Siempre es bueno cerrar un libro y pensar que todo lo leído pertenece al reino de la ficción, que todo aquello que hemos podido imaginar, se haya quedado en ese estado mental, pero que al despertar a la mañana siguiente, algo, un detalle, una conversación te haga replantear tu propia existencia logrando poder observar la realidad con otros ojos. Y esto nos llevaría a una gran conclusión: aquello que te hace pensar, te transforma. No digo que La caída de Dundee lo haya lograda pero espero que por lo menos se mantenga en ese camino denunciándolo, o por lo menos, rasgando el telón de la escenificación. Así que… ¡Bon Voyage!
¡Siéntense en el Fortaleza y agárrense fuerte de la mano de uno de los pilotos de subviones más irresponsables del Mundo Cupular, adentrándose en un universo de trúhanes, traidores y aventureros!
Inmortal Le Guin.
La editorial Minotauro reedita Los Desposeídos (1974) de la genial Ursula K. Le Guin, edición limitada con unas calidades casi artesanales en su formato y numerada a 1.250 unidades exclusivamente. Es Le Guin no sólo mi escritora favorita si no también la culpable de transportarme a mundos que mi imaginación agradece a niveles comparables únicamente a los conseguidos por Tolkien o Asimov.
Desde que el escritor, físico y traductor al castellano del autor Neal Stephenson, Pedro Jorge Romero me aconsejara vívamente su lectura, mucho tiempo he esperado para poder leer la que para muchos es su gran obra maestra. Creo sinceramente que tiene más de una y de dos y de tres y...
Aunque no me ha conmovido hasta lo más profundo de mi ser como la lectura de La Mano Izquierda de la Oscuridad (1969), esta novela es de lo mejor que he disfrutado en mi vida. Todo lo que plantea en su libro, es la propia crónica de nuestro devenir errante como especie, de nuestros fracasos como Sociedad, pero también de la mínima esperanza que aún tenemos de progresar para legar un futuro mejor a las próximas generaciones.
La escritora californiana (Berkeley, 1929) fue una convencida feminista y taoísta, que completó una longeva vida en plenitud y armonía con el entorno con el que convivió -su adorado Portland, con sus bosques húmedos y sus montañas brumosas, que refleja con maestría en La Rueda Celeste (1971)-. Precursora, como en su momento lo fuera también Mary Shelley, de una Literatura anclada en la óptica masculina, siempre defendió la calidad del género Fantástico y de la Ciencia Ficción, tan denostados por muchos de sus colegas como artes menores. Concepción errónea a todas luces dada la alta calidad de sus escritos, ambientados en su mayoría en mundos futuros, sí; pero abordando temáticas filosóficas, políticas y éticas sobre la condición humana, desde una amplia y generosa visión humanista que firmaría el propio Bertrand Russell.
De hecho, nunca ocultó su particular querencia hacia el Nobel de Literatura, pero no para su vanagloria, si no para dignificar los géneros que abordaron insignes plumas como los ya mencionados o los Pohl, Herbert, K. Dick, Heinlein o Clarke; por citar sólo algunos de los más aclamados. Y veía, con cierta sorna, el aplauso inmerecido que otros autores recibían por obras "inspiradas" en sus trabajos. No le dolían falsas imposturas a la hora de criticar a J. K. Rowling, por su mago Potter, trasunto del protagonista de la Saga de Terramar, así como los territorios y especialmente los dragones recreados por George R. R. Martin en su inacabada serie de Canción de Hielo y Fuego, anémicos "homenajes" que semejan gallinas desplumadas frente a la magnitud y realeza de los disfrutados por Le Guin. Y también, ¡cómo no!, el fusilamiento sin compasión que el megalómano James Cameron presenta en su Avatar (2009), vácua pretenciosidad carente de la más mínima originalidad como descubrimos al leer las aventuras de Rocannon. Como confesó en una entrevista de 2012 al periodista Jacinto Antón: "al menos podían haberme dado las gracias".
Los Desposeídos, premio Nebula de 1974 y ganador del Hugo y el Locus de 1975 como mejor novela, es una ambígua utopía perteneciente al Ciclo del Ekumen, término que proviene del griego Ecúmene y que significa "mundo habitado". El Ekumen, por tanto en su ideario personal, es una Federación Galáctica de mundos habitados por razas humanas, algunas de ellas evolucionadas a especies superiores como los hainitas que tutelan altruísticamente la supervivencia de las diferentes especies de humanoides que malviven en las casi siempre duras condiciones de los hábitat que les toca por vivir.
Iniciada en 1966 con la novela El Mundo de Rocannon, 2.500 años después de la primera expansión de la Humanidad, le seguirían Planeta de Exilio publicada el mismo año, La Ciudad de las Ilusiones (1967), La Mano Izquierda de la Oscuridad (1969), El Nombre del Mundo es Bosque (1972), para finalizar con el libro a tratar hoy, un excepcional estudio sobre dos sociedades antagónicas. La del planeta Urras, liderada por la salvajemente capitalista A-Io y la de su inhóspita y árida luna Anarres, con sus integrantes centralizados por una Administración Única Anarquista, excesivamente burocratizada y aislada casi totalmente de cualquier contacto con el Ekumen, pero que logra la práctica total implicación de sus habitantes en las tareas que sean necesarias realizar, aunque para ello tengan que sacrificar conciliaciones familiares y personales.
En dicha luna, destaca un joven físico teórico multidisciplinar llamado simplemente Shevek (los nombres son elegidos por una computadora central y no tienen apellidos). Shevek habla el Právico, idioma creado por los anarquistas en donde se eliminan muchas formas del posesivo. Un ejemplo de ello es que los anarrianos no poseen nada propio. "El pañuelo que uso, lo comparto contigo" en vez de "mi pañuelo, te lo presto". Y creen firmemente en tales postulados. Pero Shevek, para desarollar su Teoría que supera las limitaciones de la Física Relativista necesita medios y técnicas que sólo Urras puede ofrecer y aquí empezarán los conflictos ético-morales, filosóficos y políticos.
Le Guin, plantea con maestría y con didáctica agilidad, temas vitales rebatidos desde el inicio del librepensamiento de la Humanidad. No es sólo una novela. Es una "magnum opus" sobre la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad y las luchas de clases que hay que afrontar, las revoluciones que se deben librar y la esperanza como empuje y soporte del camino hacia el final deseado para una evolución imprescindible si queremos preservar la especie humana.
El 22 de enero del presente año, esta poetisa, traductora, filántropa, Gran Maestra de la Asociación de Escritores de Ciencia Ficción y Fantasía de los EE.UU., madre amada y mujer reverenciada realizó su último viaje hacia la inmortalidad como unidad absoluta, ejemplo de superación personal y de progreso con la colectividad.
Una de las mejores novelas splatterpunk en lengua hispana vuelve a ser editada.
Zombi es una novela que está llamada a convertirse en un clásico. Su historia, tremendamente cruel y oscura, está construida con trozos de vidas destrozadas, cosidos con muy mala uva y sin sentido alguno de la esperanza o la redención. Todo en Zombi está maldito, desde las terribles circunstancias de los personajes protagonistas, un grupo de enfermos terminales que dedican sus últimos días a luchar como gladiadores en un sucio negocio clandestino, a la no-visión que tienen estos de su futuro, inexistente o algo mucho peor.
La edición cuenta con una nueva revisión de la obra, un prólogo del cineasta y novelista Juanra Fernández, y un relato, La chica del parche rojo, como sangriento colofón.
Su sinopsis reza así:
SI SUPIERAS QUE HAS MUERTO… ¿QUÉ MOTIVO TENDRÍAS PARA VIVIR? Están ahí. Son un rumor en nuestro mundo, polvo bajo la alfombra. Algunos han dado pie a leyendas urbanas, historias sobre combates a muerte transmitidos en directo por la Deep Web, o vendidos más tarde en vídeo a compradores con extrañas apetencias. Se dice que son enfermos desahuciados, muertos en vida a los que se les paga una pequeña fortuna a cambio de sangrar y sacarse la piel a tiras. Juan Díaz Olmedo construye su novela alrededor de este escalofriante submundo encriptado en el ADN de nuestra sociedad, poblado por seres que viven sus últimos días en una vorágine de violencia y dinero.
Puede adquirirse aquí: https://www.edicionesvernacci.com/producto/zombi/
Y aquí algunas de las geniales críticas que ha recibido:
«Zombi es una historia dura, violenta y sin concesiones. Los excesos y la apología de la autodestrucción como medio para poder seguir adelante puede ser un planteamiento difícil de digerir para los estómagos sensibles, pero la honestidad que palpita en sus páginas es innegable y su mejor baza»
Athnecdotario Incoherente (Web de crítica literaria)
«Con más dotes de observación que imaginación, Olmedo nos cuenta lo que pasa en la calle cuando dormimos. ¿Estáis preparados para saberlo?»
David G. Panadero (Novelista y director de la revista Protesis “
Jezabel, que es la protagonista principal de la novela, se verá inmersa junto al resto de sus compañeros en una espiral sin control de la que ninguno podrá escapar. Vida, muerte, sexo, violencia, y una pizca de crueldad necesaria y justificada”
David Yuste (Escritor)
Sobre el autor:
Juan Díaz Olmedo nació en Cádiz, en 1976, aunque por motivos profesionales reside en Sevilla. Miembro fundador de Nocte (Asociación Española de Escritores de Terror), se reconoce fuertemente influenciado por autores como Iain Banks, Clive Barker o Poppy Z. Brite. Su primera novela, “Marionetas de sangre”, fue publicada en 2004 y es considerada hoy en día una pequeña obra de culto. En el año 2006 fue nominado a los premios nacionales Xatafi e Ignotus en la categoría de mejor relato por “Dragón podrido”, publicado en Paura Vol.2. Dos años más tarde colaboró con dos microrrelatos en el libro “King Kong Solidario”, publicado por el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Su segunda novela, “Zombi”, llegó en el año 2016, y pese al escaso impacto de la edición supuso una apasionante incursión en el género bizarre-noir. Por último, ha publicado “Ghoul”.
¿Una incursión en la fantasía del maestro del terror sobrenatural? Pues sí, y es justamente tan increíble (en todos los sentidos) como aparenta.
Increíble, pero cierto. Ciertamente, es muy probable que a los degustadores de literatura fantástica o de demás casillas artificiales de géneros aledaños les suene el nombre de Clive Barker (Liverpool, Inglaterra, 1952), pero seguramente lo que les evoque será un mundo de pesadillas surreales y terroríficas tanto en su vertiente literaria (con sus recopilaciones de relatos tituladas tan expeditivamente como “Libros de Sangre”) como cinematográfica (con películas ya míticas como “Hellraiser” o “Razas de Noche”, que también se retroalimentan de sus escritos, basándose en ellos o generando otros nuevos). Alabado por voces tan autorizadas como la de Stephen King, Barker se ha ganado a pulso un lugar entre los creadores de malos sueños, y lo ha hecho con originalidad digna de agradecer, en un género (el terror) que muchas veces es justamente acusado de insulso o repetitivo…
De ahí que sea sorprendente (de hecho, muy sorprendente) que este prolífico hombre decidiese un día probar suerte en la construcción de mundos fantásticos poblados de magia y seres sobrenaturales (aunque a fin de cuentas, esos son parámetros en los que su obra nunca ha dejado de moverse), y allá por 2002 publicase este “Abarat” (que aquí nos llegó un poquito más tarde, aunque es de agradecer que Oz Editorial haya hecho el esfuerzo y lo haya traído hasta aquí doce años después, es decir, en 2014), primera parte de una serie de libros ambientada en un mundo que consiste en veinticinco islas situadas en un océano… en cada una de las cuales solamente existe una hora distinta (y sí, hay una “hora 25”). Es decir, veinticinco mundos distintos y únicos en su idiosincrasia, aunque conectados por ciertos ámbitos y eventos que los cohesionan tanto en su propio pasado con su propio futuro. Y una de las cosas que los cohesionan es precisamente una joven, Candy Quackenbush, que accederá hasta ese lugar cuando invoque al océano nada menos que desde Minnesota, Estados Unidos, con la ayuda de una criatura de aspecto humano pero con cuernos de siete puntas en cada una de las cuales hay una cabeza que habla y piensa por sí misma…
Y es que, claro está, estamos hablando de Clive Barker, y por eso no podemos esperarnos una novela al uso ni un texto que podamos encasillar a voluntad, ya que después de un comienzo más o menos habitual (chica descontenta con su vida llega a mundo mágico), prácticamente cada capítulo nos obliga a detenernos y a visualizar con más o menos detenimiento aquello que su autor nos sugiere, y que además de no tener pies ni cabeza muchas (muchísimas) veces, suele dar un pavoroso pero refrescante miedo nada habitual en estos lares… Y ahí está la gracia, por supuesto: en la originalidad que desprende un relato que a veces podría parecer infantil, y que sin embargo esconde muchos (muchísimos) secretos agradables y que hacen que uno se quede con ganas de más. De mucho más, sin duda alguna.
-Un personaje bueno: la propia Candy, que cae bien desde el principio a propios y extraños, y que seguro que es más (mucho más) de lo que parece a primera vista.
-Un personaje malo: el siniestro Cristopher Carroña, con un casco de pesadillas que flotan a su alrededor, y que parece sacado de una película de Mad Max.
-Un personaje distinto: John Fechorías (y sus siete hermanos, por supuesto).
-Un personaje definitivo: el propio mundo de Abarat, y su mar con nombre propio, Izabella. Cualquier cosa que suceda en un lugar así es más que interesante…
Primera parte de la trilogía "El Señor del Tiempo", tal vez la más famosa de las sagas de una autora que desgraciadamente ya no está entre nosotros.
La continuación de las aventuras del ya famoso brujo Geralt de Rivia, matador de criaturas mágicas.
La misión suicida de dos renegados
La lectura hace varios años de los cómics agrupados en el ciclo de “Guerras Clon” (editado en nuestro país por Planeta) me entusiasmó por la madurez de las historias, la introducción de nuevos personajes y, principalmente, por el descubrimiento de un personaje enigmático ligeramente basado en la estética rastafari. Dicho personaje es el jedi Quinlan Vos, aunque en las primeras páginas se hace llamar a sí mismo Korto Vos, nombre con el que bautizará a su hijo. Despertó mi interés el hecho de que se tratara de un jedi renegado (al menos en esos cómics), que ha observado las miserias de la República y de los separatistas, que se muestra reacio a la lucha armada por parte de los jedis, que tiene cierto resentimiento hacia el Consejo Jedi que le ha expuesto en muchas ocasiones al lado oscuro de la Fuerza por interés propio o a la manipulación a la que han sido sometidos los separatistas por parte de Dooku y ese oscuro maestro que se esconde tras él. Todo ello, ha acabado por curtir la personalidad de este personaje que suele trabajar en las sombras, tal y como fue entrenado por su maestro Tholme. Podríamos considerar a Vos como un infiltrado, con una filia por las alcantarillas de la sociedad. Asimismo, el final en los cómics no podría ser mejor para Vos, ya que finalmente acaba renunciando a los jedi o a la lucha armada por algún propósito político.
Cuando me enteré que Planeta iba a editar el libro titulado “El Discípulo Oscuro”, cuyo protagonista era Vos, me moría de ganas de adquirirlo y devorarlo cuando tuviera la mínima oportunidad. La novela fue escrita por Christie Golden, una autora que muy prolífica y con bastante experiencia en el fantástico, el horror y la ciencia ficción. Además, no es una neófita en el mundo de Star Wars. La verdad es que se nota su maestría en la escritura, ya que la lectura del libro, de aproximadamente 400 páginas, es bastante ligera e interesante. La misión suicida de Vos y Ventress contra el conde Dooku te mantiene en tensión hasta el catastrófico primer encuentro entre los tres. El primer tercio de novela es trepidante, el segundo más o menos mantiene el interés, aunque la lectura se resiente de forma considerable en el último tercio de la novela, justamente cuando entran en acción los personajes más conocidos del Universo Star Wars, tales como Kenobi, Anakin, Yoda o Mace Windu, entre otros. De hecho, una de las cosas que tengo que criticar de la novela es que les dé peso a los personajes conocidos, en lugar de emplearlos como simples anclajes para el Universo expandido. Otro aspecto que entorpece la fluidez del texto es que la historia comienza a volverse torticera y decrece el interés por el núcleo central de la historia, ya que creo que la novela ha sido alargada de forma innecesaria. De la misma forma, no estoy muy de acuerdo con la descripción inicial de los personajes. De hecho, Asajj Ventress tiene una personalidad ciertamente distinta a como la retratan en los cómics, no es de mi agrado la excesiva vulnerabilidad de la que la dotan. Del mismo modo, tampoco me gusta el tratamiento de Vos, puesto que lo tratan como un personaje demasiado inocente y fácilmente manipulable por ambos bandos, cosa que no se corresponde con los cómics. Por último, creo que el inicio de la relación amorosa entre ambos personajes parece algo forzada, aún así al final acaba enganchando y dejándote con ganas de más. Por último, he detectado ciertas incongruencias temporales respecto a los cómics, puesto que creo que la autora se ha fijado más en la reciente serie de animación que en los cómics.
Por todo ello, nos encontramos ante una novela agradable que dejará un buen sabor de boca tanto en el recién llegado al Universo Star Wars como al fan incondicional. Vamos, que la adquieran y disfruten de su lectura.
Una de las tantas (no autorizadas) biografías de la creadora de Harry Potter, que por milagro está traducida al castellano.
Un relato más o menos contemporáneo de magia más o menos tradicional que, al menos en esta parte, da menos de lo que ofrece.
Primera parte de la saga "Malaz: El Libro de los Caídos", que tanto está dando que hablar últimamente, en más de un sentido.
La posibilidad de una aventura
Podría haber sido una noche cualquiera en Dundee pero será su última. Lagasca se encuentra en la ciudad-cúpula para entregar unas mercancías cuando, repentinamente, el suelo empieza a temblar a sus pies. Los reactores de la plataforma de sujeción de la urbe empiezan a apagarse misteriosamente abocándola a una caía inminente. Pero ese será uno de los muchos problemas a los que tendrá que enfrentarse el piloto, además del encuentro con su expareja Lepanto, controladora jefe del Aeropuerto; al aire contaminado que va invadiendo rápidamente la ciudad dejando un paisaje desolador de muerte y destrucción; a la desaparición de su copiloto Voyage, visto por última vez en el Complejo Ocioso, lugar del epicentro de los extraños seísmos, y a las intrigas de los hombres del Convenio representados por el profesor Antónimus, que arde en deseos de conseguir una enigmática llave y una información secreta que puede salvar o condenar a la humanidad. ¡Y todo eso en una sola noche!
La sinopsis se alimenta de personajes errantes. Héroes inconscientes, la mayoría de las veces, de sus propósitos que vagan entre los pliegues narrativos de una historia. Lagasca o Lepanto bien podrían ser ese tipo de náufragos, aferrados a sus modos de vida y siguiendo unas normas (más la segunda que el primero), junto a Voyage y a otros muchos de índole secundaria, que pululan la diégesis sobreviviéndola. Pero hay algo que comparten todos: son característicos, pertenecen a una caracterización. En el caso de los dos pilotos, por poner un ejemplo, podríamos etiquetarlos de proletarios (en su acepción adjetiva): dirigen subviones de mercancías en el Mundo Cupular. Durante micraños ha sido así pero todo eso va a sufrir una mutación trascendental. La aventura hará acto de presencia y solamente cuando se active, perderán su anonimato y se convertirán en protagónicos. Y el proceso creativo que diseña esa transformación es curioso. En la gestación de una idea, los personajes son originariamente ignorados y a media que se va desarrollando, van adquiriendo rasgos, tipos, especialidades, que irán construyendo su existencia. Aparecerán después sus nombres, su aspecto físico, sus anhelos, miedos o virtudes. El andamiaje narrativo queda fijado y solamente faltará resucitarlos. La Aventura es el mecanismo que produce el milagro creativo. Y de esta guisa, el género literario caníbal por excelencia, metástasis narrativa frenética, invade nuestro sopor diario. Llamémosle búsqueda, empresa o hazaña, lo que es innegable es el protagonismo de la acción, tomando el control del desarrollo del personaje y del testigo, ya sea lector o espectador. Y aquí se filtra el hecho narratológico: el pacto disciplinado entre el actante y el narratario confeccionado por el escriba. La posición activa del primero desarticula la posición pasiva del segundo: aquel que hace siendo contemplado por el que observa. De alguna manera esa alianza tendría que abolirse en detrimento de una simbiosis entre ambos. Algo de esto sabía Bertolt Brecht (1898-1956) y su “Opera de tres centavos” (1928) o, siguiendo en territorio teutón, Michael Ende (1929-1995) que en su “Historia Interminable” (1979) el librero Koreander defiende la veracidad de lo que acontece en la novela, frente al incrédulo Bastian. Cualquier aproximación a la Aventura tendría que ser calibrada bajo estos parámetros. Y es que leer podría considerarse un acto arriesgado, uno en el que nos jugásemos la vida parafraseando al profesor y coach Álvaro González-Alorda, cuando dice que nos jugamos la vida en las conversaciones y también en las que no tenemos. Lo que se cuenta en un libro, o mejor dicho, aquello que recreamos leyéndolo puede perfectamente convertirse en una realidad y por tanto su amenaza(s), su peligro(s), arranca(n) lo azaroso y permite desperezar a la aventura indicándola un posible(s) trayecto(s). Y cito posible(s) porque al principio es una mera opción, es la teoría de la trama que se desliza a su práctica, el relato. Lagasca y Voyage bien podrían a haber seguido trabajando como pilotos mercantes de subviones, yendo de un lado a otro con el Fortaleza pero el azar quiso que en su último encargo aterrizasen en la posibilidad de una aventura, en la ciudad de Dundee. A partir de este momento lo irracional bien podría dirigir sus historias.
La Aventura suele alimentarse del adjetivo desvergonzadamente pero eso es lo baladí. La lógica del relato no tiene por qué ser la de su forma, es decir, lo capital del asunto no es el qué te cuentan sino el cómo te lo cuentan. Y ahí sí que es importante una cierta razón constructiva. La concatenación de hechos, enumerada sucintamente en la sinopsis de más arriba, nos permite vislumbrar el mapa de hechos a los que tendrá que hacer frente el héroe(s) y también nos muestra, sutilmente, sus objetivos y los de la trama. A veces será una carrera contrarreloj y otras veces una huida. Una confrontación entre un acto valeroso frente a uno cobarde o ser testigos de momentos insuflados por una alta tensión frente a otros, drenados de todo peligro. Siempre andando en una cuerda floja dramática, sin dejar de empujar al lector en pos de una aventura o al menos de su posibilidad. Siempre es bueno cerrar un libro y pensar que todo lo leído pertenece al reino de la ficción, que todo aquello que hemos podido imaginar, se haya quedado en ese estado mental, pero que al despertar a la mañana siguiente, algo, un detalle, una conversación te haga replantear tu propia existencia logrando poder observar la realidad con otros ojos. Y esto nos llevaría a una gran conclusión: aquello que te hace pensar, te transforma. No digo que La caída de Dundee lo haya lograda pero espero que por lo menos se mantenga en ese camino denunciándolo, o por lo menos, rasgando el telón de la escenificación. Así que… ¡Bon Voyage!
¡Siéntense en el Fortaleza y agárrense fuerte de la mano de uno de los pilotos de subviones más irresponsables del Mundo Cupular, adentrándose en un universo de trúhanes, traidores y aventureros!
Inmortal Le Guin.
La editorial Minotauro reedita Los Desposeídos (1974) de la genial Ursula K. Le Guin, edición limitada con unas calidades casi artesanales en su formato y numerada a 1.250 unidades exclusivamente. Es Le Guin no sólo mi escritora favorita si no también la culpable de transportarme a mundos que mi imaginación agradece a niveles comparables únicamente a los conseguidos por Tolkien o Asimov.
Desde que el escritor, físico y traductor al castellano del autor Neal Stephenson, Pedro Jorge Romero me aconsejara vívamente su lectura, mucho tiempo he esperado para poder leer la que para muchos es su gran obra maestra. Creo sinceramente que tiene más de una y de dos y de tres y...
Aunque no me ha conmovido hasta lo más profundo de mi ser como la lectura de La Mano Izquierda de la Oscuridad (1969), esta novela es de lo mejor que he disfrutado en mi vida. Todo lo que plantea en su libro, es la propia crónica de nuestro devenir errante como especie, de nuestros fracasos como Sociedad, pero también de la mínima esperanza que aún tenemos de progresar para legar un futuro mejor a las próximas generaciones.
La escritora californiana (Berkeley, 1929) fue una convencida feminista y taoísta, que completó una longeva vida en plenitud y armonía con el entorno con el que convivió -su adorado Portland, con sus bosques húmedos y sus montañas brumosas, que refleja con maestría en La Rueda Celeste (1971)-. Precursora, como en su momento lo fuera también Mary Shelley, de una Literatura anclada en la óptica masculina, siempre defendió la calidad del género Fantástico y de la Ciencia Ficción, tan denostados por muchos de sus colegas como artes menores. Concepción errónea a todas luces dada la alta calidad de sus escritos, ambientados en su mayoría en mundos futuros, sí; pero abordando temáticas filosóficas, políticas y éticas sobre la condición humana, desde una amplia y generosa visión humanista que firmaría el propio Bertrand Russell.
De hecho, nunca ocultó su particular querencia hacia el Nobel de Literatura, pero no para su vanagloria, si no para dignificar los géneros que abordaron insignes plumas como los ya mencionados o los Pohl, Herbert, K. Dick, Heinlein o Clarke; por citar sólo algunos de los más aclamados. Y veía, con cierta sorna, el aplauso inmerecido que otros autores recibían por obras "inspiradas" en sus trabajos. No le dolían falsas imposturas a la hora de criticar a J. K. Rowling, por su mago Potter, trasunto del protagonista de la Saga de Terramar, así como los territorios y especialmente los dragones recreados por George R. R. Martin en su inacabada serie de Canción de Hielo y Fuego, anémicos "homenajes" que semejan gallinas desplumadas frente a la magnitud y realeza de los disfrutados por Le Guin. Y también, ¡cómo no!, el fusilamiento sin compasión que el megalómano James Cameron presenta en su Avatar (2009), vácua pretenciosidad carente de la más mínima originalidad como descubrimos al leer las aventuras de Rocannon. Como confesó en una entrevista de 2012 al periodista Jacinto Antón: "al menos podían haberme dado las gracias".
Los Desposeídos, premio Nebula de 1974 y ganador del Hugo y el Locus de 1975 como mejor novela, es una ambígua utopía perteneciente al Ciclo del Ekumen, término que proviene del griego Ecúmene y que significa "mundo habitado". El Ekumen, por tanto en su ideario personal, es una Federación Galáctica de mundos habitados por razas humanas, algunas de ellas evolucionadas a especies superiores como los hainitas que tutelan altruísticamente la supervivencia de las diferentes especies de humanoides que malviven en las casi siempre duras condiciones de los hábitat que les toca por vivir.
Iniciada en 1966 con la novela El Mundo de Rocannon, 2.500 años después de la primera expansión de la Humanidad, le seguirían Planeta de Exilio publicada el mismo año, La Ciudad de las Ilusiones (1967), La Mano Izquierda de la Oscuridad (1969), El Nombre del Mundo es Bosque (1972), para finalizar con el libro a tratar hoy, un excepcional estudio sobre dos sociedades antagónicas. La del planeta Urras, liderada por la salvajemente capitalista A-Io y la de su inhóspita y árida luna Anarres, con sus integrantes centralizados por una Administración Única Anarquista, excesivamente burocratizada y aislada casi totalmente de cualquier contacto con el Ekumen, pero que logra la práctica total implicación de sus habitantes en las tareas que sean necesarias realizar, aunque para ello tengan que sacrificar conciliaciones familiares y personales.
En dicha luna, destaca un joven físico teórico multidisciplinar llamado simplemente Shevek (los nombres son elegidos por una computadora central y no tienen apellidos). Shevek habla el Právico, idioma creado por los anarquistas en donde se eliminan muchas formas del posesivo. Un ejemplo de ello es que los anarrianos no poseen nada propio. "El pañuelo que uso, lo comparto contigo" en vez de "mi pañuelo, te lo presto". Y creen firmemente en tales postulados. Pero Shevek, para desarollar su Teoría que supera las limitaciones de la Física Relativista necesita medios y técnicas que sólo Urras puede ofrecer y aquí empezarán los conflictos ético-morales, filosóficos y políticos.
Le Guin, plantea con maestría y con didáctica agilidad, temas vitales rebatidos desde el inicio del librepensamiento de la Humanidad. No es sólo una novela. Es una "magnum opus" sobre la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad y las luchas de clases que hay que afrontar, las revoluciones que se deben librar y la esperanza como empuje y soporte del camino hacia el final deseado para una evolución imprescindible si queremos preservar la especie humana.
El 22 de enero del presente año, esta poetisa, traductora, filántropa, Gran Maestra de la Asociación de Escritores de Ciencia Ficción y Fantasía de los EE.UU., madre amada y mujer reverenciada realizó su último viaje hacia la inmortalidad como unidad absoluta, ejemplo de superación personal y de progreso con la colectividad.
Una de las mejores novelas splatterpunk en lengua hispana vuelve a ser editada.
Zombi es una novela que está llamada a convertirse en un clásico. Su historia, tremendamente cruel y oscura, está construida con trozos de vidas destrozadas, cosidos con muy mala uva y sin sentido alguno de la esperanza o la redención. Todo en Zombi está maldito, desde las terribles circunstancias de los personajes protagonistas, un grupo de enfermos terminales que dedican sus últimos días a luchar como gladiadores en un sucio negocio clandestino, a la no-visión que tienen estos de su futuro, inexistente o algo mucho peor.
La edición cuenta con una nueva revisión de la obra, un prólogo del cineasta y novelista Juanra Fernández, y un relato, La chica del parche rojo, como sangriento colofón.
Su sinopsis reza así:
SI SUPIERAS QUE HAS MUERTO… ¿QUÉ MOTIVO TENDRÍAS PARA VIVIR? Están ahí. Son un rumor en nuestro mundo, polvo bajo la alfombra. Algunos han dado pie a leyendas urbanas, historias sobre combates a muerte transmitidos en directo por la Deep Web, o vendidos más tarde en vídeo a compradores con extrañas apetencias. Se dice que son enfermos desahuciados, muertos en vida a los que se les paga una pequeña fortuna a cambio de sangrar y sacarse la piel a tiras. Juan Díaz Olmedo construye su novela alrededor de este escalofriante submundo encriptado en el ADN de nuestra sociedad, poblado por seres que viven sus últimos días en una vorágine de violencia y dinero.
Puede adquirirse aquí: https://www.edicionesvernacci.com/producto/zombi/
Y aquí algunas de las geniales críticas que ha recibido:
«Zombi es una historia dura, violenta y sin concesiones. Los excesos y la apología de la autodestrucción como medio para poder seguir adelante puede ser un planteamiento difícil de digerir para los estómagos sensibles, pero la honestidad que palpita en sus páginas es innegable y su mejor baza»
Athnecdotario Incoherente (Web de crítica literaria)
«Con más dotes de observación que imaginación, Olmedo nos cuenta lo que pasa en la calle cuando dormimos. ¿Estáis preparados para saberlo?»
David G. Panadero (Novelista y director de la revista Protesis “
Jezabel, que es la protagonista principal de la novela, se verá inmersa junto al resto de sus compañeros en una espiral sin control de la que ninguno podrá escapar. Vida, muerte, sexo, violencia, y una pizca de crueldad necesaria y justificada”
David Yuste (Escritor)
Sobre el autor:
Juan Díaz Olmedo nació en Cádiz, en 1976, aunque por motivos profesionales reside en Sevilla. Miembro fundador de Nocte (Asociación Española de Escritores de Terror), se reconoce fuertemente influenciado por autores como Iain Banks, Clive Barker o Poppy Z. Brite. Su primera novela, “Marionetas de sangre”, fue publicada en 2004 y es considerada hoy en día una pequeña obra de culto. En el año 2006 fue nominado a los premios nacionales Xatafi e Ignotus en la categoría de mejor relato por “Dragón podrido”, publicado en Paura Vol.2. Dos años más tarde colaboró con dos microrrelatos en el libro “King Kong Solidario”, publicado por el Festival de Cine Fantástico de Sitges. Su segunda novela, “Zombi”, llegó en el año 2016, y pese al escaso impacto de la edición supuso una apasionante incursión en el género bizarre-noir. Por último, ha publicado “Ghoul”.
¿Una incursión en la fantasía del maestro del terror sobrenatural? Pues sí, y es justamente tan increíble (en todos los sentidos) como aparenta.
Increíble, pero cierto. Ciertamente, es muy probable que a los degustadores de literatura fantástica o de demás casillas artificiales de géneros aledaños les suene el nombre de Clive Barker (Liverpool, Inglaterra, 1952), pero seguramente lo que les evoque será un mundo de pesadillas surreales y terroríficas tanto en su vertiente literaria (con sus recopilaciones de relatos tituladas tan expeditivamente como “Libros de Sangre”) como cinematográfica (con películas ya míticas como “Hellraiser” o “Razas de Noche”, que también se retroalimentan de sus escritos, basándose en ellos o generando otros nuevos). Alabado por voces tan autorizadas como la de Stephen King, Barker se ha ganado a pulso un lugar entre los creadores de malos sueños, y lo ha hecho con originalidad digna de agradecer, en un género (el terror) que muchas veces es justamente acusado de insulso o repetitivo…
De ahí que sea sorprendente (de hecho, muy sorprendente) que este prolífico hombre decidiese un día probar suerte en la construcción de mundos fantásticos poblados de magia y seres sobrenaturales (aunque a fin de cuentas, esos son parámetros en los que su obra nunca ha dejado de moverse), y allá por 2002 publicase este “Abarat” (que aquí nos llegó un poquito más tarde, aunque es de agradecer que Oz Editorial haya hecho el esfuerzo y lo haya traído hasta aquí doce años después, es decir, en 2014), primera parte de una serie de libros ambientada en un mundo que consiste en veinticinco islas situadas en un océano… en cada una de las cuales solamente existe una hora distinta (y sí, hay una “hora 25”). Es decir, veinticinco mundos distintos y únicos en su idiosincrasia, aunque conectados por ciertos ámbitos y eventos que los cohesionan tanto en su propio pasado con su propio futuro. Y una de las cosas que los cohesionan es precisamente una joven, Candy Quackenbush, que accederá hasta ese lugar cuando invoque al océano nada menos que desde Minnesota, Estados Unidos, con la ayuda de una criatura de aspecto humano pero con cuernos de siete puntas en cada una de las cuales hay una cabeza que habla y piensa por sí misma…
Y es que, claro está, estamos hablando de Clive Barker, y por eso no podemos esperarnos una novela al uso ni un texto que podamos encasillar a voluntad, ya que después de un comienzo más o menos habitual (chica descontenta con su vida llega a mundo mágico), prácticamente cada capítulo nos obliga a detenernos y a visualizar con más o menos detenimiento aquello que su autor nos sugiere, y que además de no tener pies ni cabeza muchas (muchísimas) veces, suele dar un pavoroso pero refrescante miedo nada habitual en estos lares… Y ahí está la gracia, por supuesto: en la originalidad que desprende un relato que a veces podría parecer infantil, y que sin embargo esconde muchos (muchísimos) secretos agradables y que hacen que uno se quede con ganas de más. De mucho más, sin duda alguna.
-Un personaje bueno: la propia Candy, que cae bien desde el principio a propios y extraños, y que seguro que es más (mucho más) de lo que parece a primera vista.
-Un personaje malo: el siniestro Cristopher Carroña, con un casco de pesadillas que flotan a su alrededor, y que parece sacado de una película de Mad Max.
-Un personaje distinto: John Fechorías (y sus siete hermanos, por supuesto).
-Un personaje definitivo: el propio mundo de Abarat, y su mar con nombre propio, Izabella. Cualquier cosa que suceda en un lugar así es más que interesante…